Chapp consigue la ISO 25000: la certificación de calidad más importante del producto software

La obtención de la certificación ISO 25000 sobre el producto Chapp de control horario, supone un reconocimiento a la calidad del producto

Obra de Sicaman Nuevas Tecnologías, (que previamente consiguió certificar otros tres productos software bajo esta certificación), en el año 2020 ha conseguido certificado su producto CHAPP para control horario, el cual fue evaluado por el laboratorio AQC Lab y certificado por AENOR de conformidad con la ISO/IEC 25000 para adecuación funcional y siguiendo el proceso de evaluación y certificación de la calidad del producto software.

Chapp busca posicionarse entre las mejores plataformas de control horario, tomando la calidad y la seguridad como unos de sus principales preocupaciones, obteniendo en septiembre del 2020 el reconocimiento por ello, mediante la obtención de la ISO 25000.

Chapp, considerada un referente en las plataformas de control horario, se abre camino hacia las pequeñas y grandes empresas: Dado los últimos acontecimientos en el mundo laboral y la inserción de la nueva legislación de control horario de 2019, se ha creado esta plataforma a medida para tener un control de la jornada laboral de cada trabajador.

De esta forma, todos los empleados se configurarán en un único panel. No hay más que ver el proceso de optimización del tiempo y los recursos que se facilitan  para poder ver toda la información de forma cómoda y profesional.

Además, Chapp cuenta con múltiples herramientas adicionales que facilitan llevar el mayor control con el menor esfuerzo. Entre ellas podemos destacar una de las más demandadas hoy día: el Teletrabajo: Si tienes empleados en modalidad de teletrabajo, esta plataforma  facilita su inclusión con la plantilla presencial para controlar a todos tus empleados al mismo tiempo.

También, cuenta con funciones como mapas de geolocalización  para saber desde dónde están fichando todos tus empleados, un uso pragmático y muy valorado sobre todo para empresas con empleados que realizan teletrabajo o para logística de transportes.

 

 

No nos da tiempo a consumir todo lo que nos ofertan. Por eso hay que darle prioridad a lo que verdaderamente importa

 

Aparentemente, no hemos logrado nunca adaptarnos a la tecnología, siempre tenemos que aprender a manejarla.

Los avances científicos van siendo aplicados a la tecnología. Así, se considera la ciencia como algo neutral y que aporta conocimiento acumulativo que amplía nuestra visión del mundo. No obstante, se puede considerar que hay interdependencia, o que incluso la tecnología es la que genera el avance científico. Finalmente, el enfoque sistémico ve a la tecnología o a las técnicas como sistemas. Todas las partes son interdependientes. Hacen falta artefactos, conocimientos, recursos, conocer el contexto, las consecuencias… a la hora de tener en cuenta cualquier hecho de la tecnología. En este enfoque, encontramos que hay tanto creadores de tecnología, como usuarios de ésta. De este modo, podemos tener criterios tanto externos como internos cuando tengamos que evaluarla.

La tecnología permite controlar y predecir, por lo que, de forma razonable, se podría elegir cuál es la mejor

La cuestión es que los aspectos a tener en cuenta para evaluarlas tienen un límite ambiguo y han de tenerse en cuenta los siguientes aspectos.

Los conceptos básicos en la evaluación son: la factibilidad, el rendimiento, la eficacia, la eficiencia, y la fiabilidad. Los tres centrales son los principales. En cuanto a modo de evaluación, existe la interna, y la externa. La interna sería la propia de la actividad tecnológica, para evaluar sus propias cuestiones a la hora de operar. La evaluación interna, respecto a la factibilidad, ha de tener en cuenta si el modelo que se busca es materialmente posible, si es operativo (viable incluso económicamente). En el caso del rendimiento, la evaluación interna, generalmente, es un balance entre la energía que se usa y la que se genera. No obstante, también puede haber una dimensión de rendimiento económico que contemple los beneficios de las tecnologías (y no solamente en términos monetarios). En este caso, la evaluación externa se vuelve a incluir en la interna. La evaluación interna de la eficacia consiste en comprobar si los resultados incluyen la mayor parte de los objetivos. La cuestión es que los objetivos se ponen arbitrariamente, vienen desde fuera, del mismo modo que los resultados van a afectar a muchas más dimensiones de las que pretenden. Además, siempre puede haber resultados inesperados que no se manifiestan hasta mucho tiempo después. A la eficiencia le sucede lo mismo, pero buscando una mayor identificación entre objetivos y resultados (ya que consistía en los mínimos resultados necesarios para alcanzar todos los objetivos). Ambas dimensiones, al tener en cuenta el tema del tiempo, introducen la evaluación de la fiabilidad, la cual siempre se prueba según un criterio externo.

El progreso tecnológico se puede considerar y objetivar en cuestiones de eficiencia

El progreso genera un control mayor de la realidad y una mejora en la eficiencia de las técnicas de la naturaleza ya controlada. Todo esto parte de la pretensión de adaptar el mundo a nuestros deseos, y no de adaptar nuestros deseos al mundo. En cualquier caso, en esta idea de progreso tecnológico objetivado, sí que es posible una evaluación interna y una selección intencional.

El progreso, en el fondo, es un cambio de estados en el cual el nuevo estado es mejor que el anterior. Pero claro, las variables de ambos estados son escogidas arbitrariamente, de manera subjetiva. Así, el progreso no sucede de forma realmente objetiva. La comparación entre ambos estados es externa y subjetiva. Además, las comparaciones entre estados dependen de la escala en la que se miden (de día a día, de año a año…). Depende de quién los compare y qué escala escoja, por lo que, podríamos afirmar que el ser humano es propenso a producir novedades según sus sueños tecnológicos y sus retos (traspasar las fronteras). Por ello, los cambios tecnológicos se aceptan de base como algo bueno.

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